Me enamoré de mi sopa.

septiembre 24, 2012 § Deja un comentario

Es imposible no odiar gente en el supermercado. Hay señoras que caminan muy lento, que ocupan todo el pasillo con sus dos carritos vacios, o los de color naranja que traen niños. Que gritan. Que agarran todo. Que seguramente hicieron que sus papás pensaran mejor en educarlos (Dios, o eso espero. Espero que piensen en eso).

Entonces, iba caminando -en realidad esquivando- por el pasillo cuando choqué con las latas de sopas. Bueno, cremas. Latas de crema Campbell’s. Todas alineaditas, rojas y blancas. Haciéndome ojitos.

«Mamá, no me gusta la crema». Tenía 8 años. «Mamá, sabe horrible la crema». Tenía 11 años. «Mamá, ya la probé y estoy segura que no me gusta la crema». Tenía 15 años. «Mamá, haz el favor de no volver a preguntar si me gusta la crema». Tenía 18 años.

(Risas) «Bueno, lo que no me gustaba era el elote, pero estoy segura que si es de espárragos entonces si me gusta la crema». Es ese impulso de poner una sonrisa tonta cuando veo una lata de crema. Si hasta parece que sonríen. Todas alineaditas, rojas y blancas. Haciéndome ojitos.

Así que la tomo. La lata de crema. Y sigo caminando -esquivando- por el pasillo.

«PREPARACIÓN; Estúfa:  Vacía la crema en un recipiente. Revuélve hasta hacerla homogénea. Agrega y mezcla lentamente media lata de leche y media lata de agua. Calienta hasta que empiece a hervir, no dejes que se pegue, y sírvela. (Con amor)»

El día seguía nublado y tenía frío. No había nadie en casa, además de mi perro y yo. Ya era tarde para comer, pero no me gusta comer temprano. «Pooky» le dije,  «creo que hoy comerémos tú y yo sopa con amor». «En serio» le aseguro, «eso decía la lata sonriente». «Debe de ser el equivalente a tus croquetas del perro feliz» le digo, «porque dice la lata que la crema me dejará sonriente».

Y supongo que él piensa que es lógico porque yo también lo pienso. Sopa caliente en un día nublado sabe a danonino congelado después de clase cuando sacaste un inesperado diez. O eso dice mi perro. O tal vez dijo «dame mi pelota» pero no le entendí bien.

Lo que quiero decir es que teníamos casa sola. El día estaba nublado. El dvd no servía y cuando tomamos la primer cucharada de sopa, seguro que los dos pensamos «Me enamoré de mi sopa».

Y nos reímos de lo estúpido que sonaba eso.

Sputnik.

septiembre 23, 2012 § Deja un comentario

Quería comprar un libro de Fernando Pessoa cuando me esguincé mi tobillo derecho.  Leía Haruki Murakami esa semana, era la tercera vez que lo hacía. Sinceramente, intentaba memorizar oraciones. Porque eso hago, memorizo cosas inútiles.

Venía de clase, acababa de verte y llevaba conmigo a cuestas ese libro, admito, para que hablaras conmigo.

Recuerdo las luces y el tráfico, los conductores trajeados, los edificios pasando. Recuerdo mi reflejo en la ventana leyendo; yo sentada, espiando por la ventana; yo sin chamarra y el aire que puede haya sido cálido.

Pensaba en Sputnik; en el libro que llevaba y en que quería que me hablaras. Y lucirme. Tal vez. Con las oraciones inútiles que había memorizado. Tal vez. Y llamarte «Sputnik, mi amor» sin que tú lo notaras. Y cuando lo notaras, decir que era mi libro, porque así se llamaba. El que cargué a cuestas toda esa semana. Para que me hablaras.

Fué cuando me bajé del camión que me esguincé mi tobillo derecho. Llevaba el libro en la mano. Y quedó con páginas dobladas. Porque yo, en ese momento, sólo pensaba en que quería que me hablaras.

 

His name is Robert Paulsen.

septiembre 18, 2012 § 5 comentarios

A veces se le pierde la mirada, es fácil darse cuenta. Mira hacia la nada, como si contara líneas en las ventanas. Seguro que tampoco escucha nada de lo que le digo, tal vez camina dos pasos delante de cada palabra. «¡Hey!» y reacciona. «Despierta» y ella despierta. «Estás pensando en él» la acuso. «Deja de hacerlo, es molesto» la sermoneo. Pero a ella se le pierde la mirada y no se puede hacer nada.

«Está conectado y no me habla» dice. «Tal vez está ocupado y por eso no lo haga» divaga. «Quizá no sepa que decirme y prefiere decirme nada» termina. «No sigas» digo «solo lo estás excusado». Es cierto, mira a la ventana porque sabe que es cierto.

«Haz el favor de repetir conmigo» le pido:

-Él no es guapo, solo tiene un cabello sedoso. His name is Robert Paulsen. Si no me llama es por que no le intereso. His name is Robert Paulsen. No son mariposas en el estomago, es hambre. His name is Robert Paulsen. Si empiezo a sentir maripositas en el estomago, es hora de tomar insecticida de nuevo. His name is Robert Paulsen. Siempre serás su segunda opción. His name is Robert Paulsen.

«Él no quiere hablarte, por eso no lo hace» le digo. «Él sólo está huyendo de la manera más elegante» remarco. «Él quizá también pretenda ignorarte» concluyo. «Pero si te hace sentir mejor, a ella tampoco le hace caso.» «Deberías pensar en eso si tienes la necesidad de hablarle…»

Pero si te hace sentir mejor; haz el favor de repetir conmigo: «Él no…»

Yo siempre preferí los juegos de mesa.

septiembre 14, 2012 § Deja un comentario

-Pero mamá, es mi cumpleaños y quiero un Max-Steel. Dijiste que pidiera lo que sea y yo quiero uno de esos.

-No, cariño. Además tú ya tienes uno igual. ¿Verdad, señorita, que es mejor otra cosa?

A mí nunca me gustaron las muñecas, no supe cómo jugar con ellas. ¿No te parece que es muy aburrido que siempre estén sonriendo? Y cuando se suponen que deben llorar, o se van a dormir, o si algo les da mucho miedo… ¿Qué haces? Siempre me sentí confundida cuando me prestaban una muñeca, no se me ocurría algo que decir para que estuviera así de sonriente todo el día.

Por eso siempre preferí los juegos de mesa. ¿Sabes? Así podía jugar con todos mis primos, a los que también les gustaba los juegos de mesa. Era el cumpleaños de mi prima la mayor y entonces tenía un ajedréz nuevo y todos aprendimos a mover el caballo sin que te comiera un peón. Luego alguien obtenía un «Adivina Quién» y prohibíamos preguntar primero si era hombre o mujer.

También me gustaban los plumones. Las crayolas largas que parecen lápices. Hacer dibujos con gotas de pintura VinCi, sopladas con un popote. Y, cuando cumplí ocho años, descubrí una caja de acuarelas junto a mi cama. «Feliz cumpleaños, recuerda que debes usar mucha agua.»

Por eso nunca me gustó jugar con muñecas, me sentía muy sola intentando que sacara la lengua y no solo me sonriera. Mi hermano mayor, en su cumpleaños le regalaron unos patines de línea. Tenía tu edad y me moría de ganas por usar unos patines iguales. Entonces esperé hasta navidad -mi cumpleaños está muy cerca, pero aún así esperé- y valió la pena, porque eramos cuatro primos, mi hermano y yo, esa noche todos fuimos dueños de un par propio de patines. Al día siguiente ya estabamos despiertos muy temprano y fuimos a probarlos. Era muy divertido, es mejor cuando juegas con todos tus primos.

A principios de Marzo, cada año celebrábamos cumpleaños llendo a Reino Aventura. (No, claro que ya no lo conoces, corazón. Ahora se llama Six Flags.) Nos ponían un sello en la mano, un dinosaurio morado, y el día era nuestro. Vamos a la resbaladilla inflable, a las sillas voladoras, a la catarina que está al fondo, no, esperen, Mary se está mareando…

Ya sé que ese muñeco se ve alucinante en su caja de plástico, nuevecito esperándo a que lo saques. Pero él no puede reirse cuando le cuentas un chiste, ni llora porque te caiste. El año pasado, para mi cumpleaños yo pedí visitar a mis abuelos. Porque ya no viven cerca. Hace tiempo que no los veo. Yo solo quería saludarlos y pasar un rato con ellos. En mi cumpleaños pasado, mis abuelos, mis papás y yo fuimos a comer juntos y a caminar por el parque porque creo que era más importante que una muñeca alucinante.

-Mamá, sabes, creo que ya no quiero un muñeco. Mejor llama a mi abuelita y dile que quiero comer un helado con ella en mi cumpleaños.

[La señora me sonrió, no porque le haya quitado 300$ de encima, sino porque tal vez supo que quería llorar. Y me sentí bien, ese niño me veía a los ojos y entendía perfectamente a qué me refería cuando le dije que yo siempre preferí los juegos de mesa.]

«Sólo es tímido, no es para tanto».

septiembre 13, 2012 § 1 comentario

«Sólo es tímido, no es para tanto». Pero aún así es extraño, le digo, que además de pequeño sea tímido y se reuse a hablar.

Cierto día tuve que ir a visitarlos. Y vamos, estuve un cuarto de hora fuera porque no contestaba. Hasta que se me ocurrió gritar. Qué pasa. Se volvió a esconder, no es nada. Pues no debería, para qué, igual no es como si tuviese que hablar a todas horas. Venga, déjalo un rato.

«Pero no es tan raro, simplemente no quiere ser igual. Tiene necesidades diferentes.» El que tenga lamparita, que le guste estar todo el día entre los libros, que se tire bajo la cama, que le de miedo las escaleras… Que no haya intentado caerse en la lavadora; me imagino ha de ser difícil de lidiar.

«Cómo puedes.» Es pregunta. «No tiene importancia.» Es aceptación y negación.

-Bueno, no te preocupes. Si tienes una amiga antisocial su celular, por lógica, igual intentará ser Houdini, no crees. -dijo su hermano.

Creo que deberías saberlo.

septiembre 12, 2012 § 2 comentarios

-Lavo los trastes a último minuto.

-¿De qué hablas?

-No como cualquier cosa. Tampoco me gusta la pulpa del agua de fruta. Me da flojera cocinar para alguien más. Suelo levantarme muy tarde, a veces no duermo por leer toda la noche. Siempre quiero faltar a la escuela. Compro ropa que no me pongo. No me gusta trapear ni barrer. Me molesta que me digan «ayúdame con algo de la casa».

Y tengo pasatiempos que duran poco. Me gustan las películas de fantasmas.

-No sé a qué quieres llegar con eso.

-Odio los zombies.

El mundo gira y nos arrastra.

agosto 2, 2012 § Deja un comentario

Muchas veces no entiendo. El mundo gira y nos arrastra, de eso se trata. Quiero decir, a uno le enseñan que las cosas se van dando mientras avanzas en tal o cual camino. Que la vida significa ir andando y coleccionando lo que va encontrando. Y que no te puedes aferrar a nada, porque todos terminan olvidando.

Pero, ¿sabes? Yo nunca acabo de entenderlo. El mundo gira y me arrastra a pesar de que yo no quiero moverme y me escondo bajo mi cama. Yo quería tener 17 años por siempre, por ejemplo. Quería tener clase de latín los lunes y miércoles, y análisis de textos los martes y jueves, a las 7pm. Quería declinar y traducir textos, quería mirarte desde el otro extremo, quería sonreír cuando me vieras aunque fuera por puro reflejo.

Vamos, que yo no quería que el mundo me arrastrara muy lejos -fuera lo que fuese eso-.

Pero lo que yo piense vale menos. El mundo gira y nos arrastra, de eso se trata. Cada quien anda por tal o cuál camino y es fácil darse cuenta que tú y yo nos encontramos como quien se encuentra un conocido y después de un tiempo resulta que sólo somos paja.

«Y qué importa», solemos pensar. «Si no lo vuelvo a encontrar es que sólo fue casualidad», tendemos a dictar. Pero ¿sabes? La casualidad y yo nos llevamos mal. Pero tampoco hay mucho que pueda solucionar, a pesar de que reniegue el mundo gira y me arrastra y ya. Y ya.

Pero me intento aferrar a una tontería, como las que suelo pensar. «Cariño, es lo único que te puedo prometer; quiero encontrarte otra vez».

Akira n’ Shivak.

julio 23, 2012 § 1 comentario

-Aquí es donde digo «Te quiero mucho» y aquí tú dices «Yo también».

-No es cierto, siempre contesto «Yo te quiero más».

(Que diga lo que quiera, pero a mí me gusta cómo escribe y cómo dibuja.)

Interrupción a las 2am.

julio 10, 2012 § Deja un comentario

-No abras los ojos, alguien está caminando fuera de la habitación. No parece estarnos escuchando, arrastra los pies despacio. Pero no, aún no abras los ojos. Tiene insomnio, está cansado; seguro que tiene los ojos de loco. Quiere irse, escucha cómo respira profundo, necesita estar inconciente ya.

Por Dios, yo tampoco puedo dormir ya. No puedo sabiendo que hay alguien más conciente en ésta casa. «Duérmete ya, duérmete ya» no paro de pensar. Está alargando mi insomnio, de por sí difícil de controlar.

-Sigue caminando, debería tranquilizarse un poco. Hey, está tomando un libro de la repisa. Seguro que con eso se arruya. Pasa una página, luego dos. Está leyendo muy despacio, apostaría que no entiende ni la mitad.

«Ponte los audífonos, sube el volumen, ponte a dibujar. Siéntate en un rincón en el estudio. Siéntete libre de suspirar.» Ya no puedo dormir, y él tampoco. Dile que se vaya, que moleste en otro lugar. Él tiene insomnio; está cansado y no para de caminar.

Intento ignorarte.

julio 8, 2012 § 1 comentario

Estoy intentando ignorarte. Lo intento, lo intento. No miraré mucho tiempo, lo prometo. He estado espiando un rato, pero sigues llamando. Pero ¿sabes? Yo estaba leyendo, así que estoy intentando ignorarte.

You know that I cannot believe my own truth; Ahora estaba en las nubes. Todo refulgía desde dentro…To show what a truth, got nothin’ to lose; las telas, las caras, hasta los murosYeah yeah and it’s okay!; El gentio dentro y fuera de la habitaciónI tie my hands up to a chair so I don’t fall that way; comenzaba a mururar y hacer preguntasYeah yeah and I’m alright!pero ese ruido era sólo como un silbido en mis oidosI took a sip of something poison but I’ll hold on tight.

¡No lo puedo evitar! Me estas llamando, y ardo de curiosidad. Mis órganos empiezan a empujar. ¡Hey! estoy intentando no mirar, ¿sabes? se supone que estoy leyendo, y te estoy intentando ignorar. No entiendo dos de cada tres palabras conforme voy leyendo, y todo porque no te quiero mirar.

You know those days when u wanted to choose, to not get out of bed and get lost in your head again!; como el efecto que perdura después de tañer una campana.

¡Pero está bien! Yo sólo quiero parecer un poco distante, pero tenemos claro que no puedo alejarme. Haciendo tiempo en lo que el pitido suena, me estás llamando y yo sólo pretendo ignorarte.

Yo tiendo a tardarme, pero me muero de ganas de hablarte. No entiendo muy bien para qué esperarte, pero suelo desvelarme sólo para confundirme, cruzar los cables mientras leo, canto e intento ignorarte.

[Sólo espero una palabra monosilábica, ya sabes.]